de las enseñanzas de don Juan
El conocimiento no es nunca lo
que uno se espera. Cada paso del aprendizaje es un atolladero, y el miedo que
el hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia, sin ceder. Su
propósito se convierte en un campo de batalla.
"Y así ha tropezado con el
primero de sus enemigos naturales: ¡el miedo! Un enemigo terrible:
traicionero y enredado como los
cardos. Se queda oculto en cada recodo del camino, acechando,
esperando. Y si el hombre,
aterrado en su presencia, echa a correr, su enemigo habrá puesto fin
a su búsqueda."
-¿Qué le pasa al hombre si corre
por miedo?
-Nada le pasa, sólo que jamás
aprenderá. Nunca llegará a ser hombre de conocimiento.
Llegará a ser un maleante, o un
cobarde cualquiera, un hombre inofensivo, asustado; de
cualquier modo, será un hombre
vencido. Su primer enemigo habrá puesto fin a sus ansias.
-¿Y qué puede hacer para superar
el miedo?
-La respuesta es muy sencilla. No
debe correr. Debe desafiar a su miedo, y pese a él debe dar
el siguiente paso en su
aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente. Debe estar lleno de miedo,
pero no debe detenerse. ¡Esa es
la regla! Y llega un momento en que su primer enemigo se
retira. El hombre empieza a
sentirse seguro de si. Su propósito se fortalece. Aprender no es ya
una tarea aterradora.
"Cuando llega ese momento
gozoso, el hombre puede decir sin duda que ha vencido a su
primer enemigo natural."
-¿Ocurre de golpe, don Juan, o
poco a poco?
-Ocurre poco a poco, y sin
embargo el miedo se conquista rápido y de repente.
-¿Pero no volverá el hombre a
tener miedo si algo nuevo le pasa?
-No. Una vez que un hombre ha
conquistado el miedo, está libre de él por el resto de su vida,
porque a cambio del miedo ha
adquirido la claridad: una claridad de mente que borra el miedo.
Para entonces, un hombre conoce
sus deseos; sabe cómo satisfacer esos deseos. Puede preverlos nuevos pasos del
aprendizaje, y una claridad nítida lo rodea todo. El hombre siente que nada
está oculto,
"Y así ha encontrado a su
segundo enemigo: ¡la claridad! Esa claridad de mente, tan difícil de
obtener, dispersa el miedo, pero
también ciega.
"Fuerza al hombre a no dudar
nunca de sí. Le da la seguridad de que puede hacer cuanto se le
antoje, porque todo lo que ve lo
ve con claridad. Y tiene valor porque tiene claridad, y no se
detiene en nada porque tiene
claridad. Pero todo eso es un error; es como si viera algo claro
peto incompleto. Si el hombre se
rinde a esa ilusión. de poder, ha sucumbido a su segundo
enemigo y será torpe para
aprender. Se apurará cuando debía ser paciente, o será paciente
cuando debería apurarse. Y
tonteará con el aprendizaje, hasta que termine incapaz de aprender
nada más.
-¿Qué pasa con un hombre derrotado
en esa forma, don Juan? ¿Muere en consecuencia?
-No, no muere. Su segundo enemigo
nomás ha parado en seco sus intentos de hacerse hombre
de conocimiento; en vez de eso,
el hombre puede volverse un guerrero impetuoso, o un payaso.
Pero la claridad que tan caro ha
pagado no volverá a transformarse en oscuridad y miedo. Será
claro mientras viva, pero ya no
aprenderá ni ansiará nada.
-Pero ¿qué tiene que hacer para
evitar la derrota?
-Debe hacer lo que hizo con el
miedo: debe desafiar su claridad y usarla sólo para ver, y
esperar con paciencia y medir con
tiento antes de dar otros pasos; debe pensar, sobre todo, que
su claridad es casi un error. Y
vendrá un momento en que comprenda que su claridad era sólo
un punto delante de sus ojos. Y
así habrá vencido a su segundo enemigo, y llegará a una
posición donde nada puede ya
dañarlo. Esto no será un error ni tampoco una ilusión. No será
solamente un punto delante de sus
ojos. Ése será el verdadero poder.
"Sabrá entonces que el poder
tanto tiempo perseguido es suyo por fin. Puede hacer con él lo
que se le antoje. Su aliado está
a sus órdenes. Su deseo es la regla. Ve claro y parejo todo
cuanto hay alrededor. Pero
también ha tropezado con su tercer enemigo: ¡el poder!
"El poder es el más fuerte
de todos los enemigos. Y naturalmente, lo más fácil es rendirse;
después de todo, el hombre es de
veras invencible. Él manda; empieza tomando riesgos
calculados y termina haciendo
reglas, porque es el amo del poder.
"Un hombre en esta etapa
apenas advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él. Y de
pronto, sin saber, habrá sin duda
perdido la batalla. Su enemigo lo habrá transformado en un
hombre cruel, caprichoso."
-No, nunca perderá su claridad ni
su poder.
-¿Entonces qué lo distinguirá de
un hombre de conocimiento?
-Un hombre vencido por el poder
muere sin saber realmente cómo manejarlo. El poder es sólo
un carga sobre su destino. Un
hombre así no tiene dominio de si mismo, ni puede decir cómo ni
cuándo usar su poder.
-La derrota a manos de cualquiera
de estos enemigos ¿es definitiva?
-Claro que es definitiva. Cuando
uno de estos enemigos vence a un hombre, no hay nada que
hacer.
-¿Es posible, por ejemplo, que el
hombre vencido por el poder vea su error y se corrija?
-No. Una vez que un hombre se
rinde, está acabado.
-¿Pero si el poder lo ciega
temporalmente y luego él lo rechaza?
-Eso quiere decir que la batalla
sigue. Quiere decir que todavía está tratando de volverse
hombre de conocimiento. Un hombre
está vencido sólo cuando ya no hace la lucha y se
abandona.
-Pero entonces, don Juan, es
posible que un hombre se abandone al miedo durante años, pero
finalmente lo conquiste, -No, eso
no es cierto. Si se rinde al miedo nunca lo conquistará, porque se asustará de
aprender y no volverá a hacer la
prueba. Pero si trata de aprender durante años, en medio de su
miedo, terminará conquistándolo
porque nunca se habrá abandonado a él en realidad.
-¿Cómo puede vencer a su tercer
enemigo, don Juan?
-Tiene que desafiarlo, con toda
intención. Tiene que llegar a darse cuenta de que el poder que
aparentemente ha conquistado no
es nunca suyo en verdad. Debe tenerse a raya a todas horas,
manejando con tiento, y con fe
todo lo que ha aprendido. Si puede ver que, sin control sobre sí
mismo, la claridad y el poder son
peores que los errores, llegará a un punto en el que todo se
domina. Entonces sabrá cómo y
cuándo usar su poder. Y así habrá vencido a su tercer enemigo.
"El hombre estará, para
entonces, al fin de su travesía por el camino del conocimiento, y casi
sin advertencia tropezará con su
último enemigo: ¡la vejez! Este enemigo es el más cruel de
todos, el único al que no se
puede vencer por completo; el enemigo al que solamente podrá
ahuyentar por un instante.
"Este es el tiempo en que un
hombre ya no tiene miedos, ya no tiene claridad impaciente; un
tiempo en que todo su poder está
bajo control, pero también el tiempo en el que siente un deseo
constante de descansar. Si se
rinde por entero a su deseo de acostarse y olvidar, si se arrulla en
la fatiga, habrá perdido el
último asalto, y su enemigo lo reducirá a una débil criatura vieja. Su
deseo de retirarse vencerá toda
su claridad, su poder y su conocimiento.
"Pero si el hombre se sacude
el cansancio y vive su destino hasta el final, puede entonces ser
llamado hombre de conocimiento,
aunque sea tan sólo por esos momentitos en que logra
ahuyentar al último enemigo, el
enemigo invencible. Esos momentos de claridad, poder y
http://es.wikipedia.org/wiki/Las_ense%C3%B1anzas_de_Don_Juan
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