Es un antiguo
ritual judeo - cristiano, «Al cumplirse los días de su purificación conforme a
la Ley de Moisés, llevaron al niño a la ciudad de Jerusalén para presentarlo al
Señor (tal como está prescrito en la Ley del Señor: Todo primogénito varón será
consagrado al Señor) y ofrecer un sacrificio (conforme a lo mandado en la Ley
del Señor: Un par de tórtolas o dos pichones)» (2,22-24). José y María siguen
integrando a Jesús en la cultura y religión judías. Pretenden cumplir con él
todos los requisitos que manda la Ley, a la par que purificarse la madre de su
impureza legal (nótese la triple mención de la Ley).
La explicación
mas profunda la extiende Rael, el líder de los raelianos. Para Rael el objeto
de la presentación de las ofrendas en el antiguo templo de salomón tiene una explicación:
en los templos sumerios de donde los antiguos Anunaki residían, recibían las
ofrendas cada año y eran llevadas por los jóvenes mas hermosos y sanos, Rael
explica que es por eso que se seguían tradiciones en muchas culturas sobre no
dejar entrar a los templos a personas con alguna discapacidad, pues para
nuestros creadores no eran dignos de verse. Por supuesto que la tradición fue
excesivamente mal interpretada.
Así en la
modernidad los juegos Olímpicos se han convertido en un escaparate de los
mejores deportistas de la humanidad, los mas dignos.
Lo que sucedió
en la induración y clausura de los olímpicos no fue más que una ceremonia de presentación
masónica. Fue una ofrenda (los atletas)
a los creadores. Por supuesto llena de simbolismo masónico, las pirámides, el
ojo que todo lo ve,y el fénix símbolo del renacimiento del alma.
Pero también
desde un punto de vista exotérico, fue un mensaje al mundo: estamos aquí, aquí
hemos estado, nosotros les dimos la igualdad y la libertad, seguimos trabajando.
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